Hablamos con Verónica Blume, modelo y profesora de yoga, sobre cómo el autocuidado y la conexión con uno mismo son esenciales para una piel fuerte y joven.

Verónica Blume y sus imprescindibles de belleza
Lactovit, el mejor aliado de Verónica Blume para una piel joven y reparada
Con la elegancia serena y cálida que la ha caracterizado siempre, Verónica Blume se convierte en la protagonista de una nueva entrega de «Piel fuerte, Piel joven», la saga impulsada por ELLE y Lactovit para descubrir los secretos de belleza de mujeres inspiradoras.
Verónica es una firme defensora de la belleza natural y lo deja claro: «La belleza tiene que ver con coherencia, con conocerte y con cuidarte bien, con aceptarte y con amor propio». Para ella, la clave está en encontrar esos productos y rutinas que permitan potenciar la mejor versión de cada uno.
Con el paso del tiempo, Verónica ha aprendido a escuchar a su piel y darle lo que necesita: «Mi piel es seca, por lo tanto, es clave tener un producto que la nutra de verdad». Su elección es clara: la gama Lactourea de Lactovit. «Lo que más me gusta de Lactourea es el nivel de reparación que siento cuando me la aplico. Tiene una textura super gustosa, se absorbe rápidamente y siento que es una reparación profunda, que dura y aporta calma, flexibilidad y fuerza al mismo tiempo».
Recordando su pasado como modelo, Verónica destaca el compañerismo que tuvo con sus amigas y compañeras: «Realmente todas vivimos un momento muy privilegiado, muy único». Además, aprendió valiosos consejos de belleza: «El auténtico secreto es tener una rutina de autocuidado que incluya más que solo lo que se ve por fuera».
El yoga ha sido un pilar fundamental en su vida: «El yoga llegó a mi vida y la cambió por completo. Es una manera de escucharme, de respetarme, de habitar mi cuerpo desde una perspectiva de respeto». A través de esta práctica, aprendió a reconciliarse con su cuerpo y ahora lo comparte con otras mujeres en sus retiros y experiencias.
Más allá de los productos de Lactovit y rutinas, Verónica nos deja un consejo final que promete cambiar la forma en que nos vemos: «Sonreír con los ojos, relajar la mirada. Cambia cómo ves la vida, el rostro se suaviza, se ilumina y embellece mucho». Solo hay que observarla para comprobar que, sin duda, funciona.



